lunes, 21 de diciembre de 2015

Charles Huamaní. Historias de guerrillaZ. Lima: Altazor, 2014. 94 pp.




Charles Huamaní. Historias de guerrillaZ. Lima: Altazor, 2014. 94 pp.

            Médico cirujano de profesión, Charles Huamaní (Lima, 1984) incursiona en la narrativa zombi. Sobre la base de Guerra Mundial Z de Max Brooks, Huamaní construye un relato que es una historia oral de voces subalternas o marginales a la gran historia oficial sobre el desastre Z. El subtítulo de “Relatos de la resistencia contra los zombis en el Perú” enmarca las acciones en esta narrativa popular.

            En este futuro distópico apenas aparece diseñado el mundo, es más bien aludido por breves referencias (se ha organizado una nueva ONU, por ejemplo) y centra sus acciones en Perú, nación periférica que supo resistir el apocalipsis zombi gracias a una suerte de guerrillas populares. Lima no es el centro de las acciones, se alude a su condición de ciudad ya desparecida reiteradamente. Esta fantasía de ver destruida Lima, como centro del poder hegemónico, en el contexto de la novela, supone una reivindicación de lo regional, espacios históricamente olvidados por la política oficial.

            Las fuerzas militares intentan mantener el orden y liderar la lucha contra los zombis pero es inútil. Al contrario, los propios soldados terminan por cometer abuso de autoridad, como robo, asesinato y violaciones. Así, hay una guerra civil oculta. Por un lado es una reminiscencia a lo que fue la lucha del Estado contra las fuerzas terroristas durante el Conflicto Armado Interno; pero por otro, nos hacen preguntar en el presente de la narración ¿quiénes son los zombis? ¿Los ahora monstruos que han perdido su condición de humano o los soldados que siguen órdenes de un superior sin vacilación?

            La capital del Perú es ahora Jauja, la Universidad de San Marcos funciona en Huánuco. La resistencia en Perú es un modelo clandestino para la resistencia global, pero ello no implicará superar los conflictos culturales, estos se mantienen latentes. También hay un retorno a técnicas ancestrales para curar.

En la narración se usa la estrategia del falso documental que permite oír una serie de voces subalternas. A ello se agregan unas notas a pie de página para “explicar” palabras que han perdido su referencia en ese futuro inmediato, pero muchas de estas no funcionan o en su defecto, no aportan a la narración. Los dos elementos que sí suponen un avance en el diseño y representación de este ciclo son: al ámbito político que subyace en el texto y la especulación científica que se permite el autor para explicar el hipotético apocalipsis zombi (lo que le da un mayor realismo a la novela).

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos